«La Iglesia somos todos: no hay patrones y obreros», exclamó Francisco que prosiguió afirmando que la misión de la Iglesia en el mundo procede a través del aporte de todos los que forman parte.
Y agregó que aunque «alguno piensa que en la Iglesia hay amos, es decir los obispos, el papa, los sacerdotes… y luego obreros, que son los demás, esto no es así, porque la Iglesia somos todos».
«Todos tenemos la responsabilidad de santificarnos los unos a los otros, de cuidar de los demás», explicó.
Francisco también criticó que después de salir de misa, los católicos -dijo- «salimos y comenzamos a hablar mal de los otros, a sacar ‘el cuero’ a los demás».
«Comienzan las habladurías, y las habladurías son guerras». «Si hemos recibido el signo de la paz con la fuerza del Espíritu Santo, debemos ser hombres y mujeres de paz y no ir por allí destruyendo con la lengua la paz que ha hecho el Espíritu», lamentó.
Y exclamó: «¡Pobre Espíritu Santo! ¡El trabajo que tiene con nosotros, con esta costumbre de las habladurías!»
E instó a los fieles a acabar «con las habladurías», que «destruyen lo que hace Dios».
Fuente: EFE
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