«Nos explicaron que perdimos la casa y el negocio», dijo por teléfono a Efe Lorena Granados, una mujer salvadoreña quien junto a su esposo Gaspar Román, de origen chileno, se mudó a esta localidad turística para criar a sus hijos y dedicarse a la confección artesanal y venta de artículos de cuero.
La tragedia comenzó en la madrugada del 31 de diciembre cuando fueron alertados por una amiga de que ya había perdido su casa, lo que motivó a Granados y a Román a echar mano de varias mangueras para rociar agua alrededor de su negocio y a empacar lo que pudieron en su automóvil.
Hasta ese momento creían que las llamas que acechaban a Mogo, situada en la vasta área del sureste australiano cercada esta semana por los incendios forestales, no tocarían sus propiedades dado que había bomberos y aviones que luchaban contra los fuegos y además «había tres filas de casas antes de llegar a las tiendas», explicó Granados.
«Es como un escenario de guerra», apuntó esta salvadoreña que huyó del conflicto interno de El Salvador cuando era niña.
«Era tan fuerte el fuego y el viento encima de nuestro cuerpo que el instinto de uno es correr. No nos quedaba nada, había que correr para salvar la vida», dijo Granados, quien junto a su esposo invirtió todo lo que tenía en su tienda de cueros para la temporada de Navidad.
La pareja Román-Granados se encuentra a salvo y pudo reunirse con su hijo de 12 años por la noche, mientras sus hijas, una de ellas en Sidney, han comenzado una campaña de recolección de fondos por internet para ayudarlos a comenzar de nuevo.
Fuente: EFE
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