Esta peculiar cocina funciona en el corazón del centro penitenciarios hace año y medio al mando de Erika, reconocida como una chef profesional por haber realizado los módulos del Instituto de Gastronomía IGA/Paraguay que el Ministerio de Justicia implementó como programa de reinserción social. “Entré presa y ahora soy cheff. Comencé como un hobbie, con pizzas caseras para las internas y funcionarios, pero pronto levanté pedidos”, comenta con buen humor la interna con sus platos que van al horno, se cocinan al vapor y se saborizan con sal marina, paprika y cúrcuma.
Erika proviene de una familia de clase media, es ingeniera comercial y se dedicaba al comercio de insumos informáticos y sistemas de seguridad y antenas parabólicas, hasta que cayó en reclusión y empezó de cero; si bien su madre y dos hermanos la apoyaron siempre, su matrimonio concluyó en divorcio y su hijo, ahora adolescente, pasó a vivir con sus abuelos paternos.
El trabajo de 8 horas diarias le entusiasma y ya montó la cocina con infraestructura propia. A un costo de 280.000 guaraníes, provee de almuerzo y cena durante 6 días a la semana a 15 clientes, incluyendo el servicio de delivery que es realizado por una socia que recuperó su libertad. En estas fiestas, aceptó 18 pedidos de platos artísticos de gran sabor.
“Sé que podré pasar página y empezar de nuevo en mi propio restaurante ‘Lué’, ayudada de mamá que se dedicó de siempre a esto”, expresa Erika quien espera contar ese día con la presencia de Moria Casán, con quien compartió celda en Buen Pastor.
Al finalizar, Erika O´Higgins dejó un mensaje: “No juzguen; yo fui una de las personas que mirando el noticiero lo hacía, pero aprendí que todas las familias, aún las de buena educación y nivel social, están expuestas a que algunos de sus integrantes los defraude por cualquier motivo y los avergüence».
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