El espacio, ubicado en un céntrico barrio de Santiago, desde fuera es un gran bloque de cristaleras de color verde en medio de una gran explanada de mármol, pero dentro es una dura muestra de la realidad de los horrores de la dictadura.
Allí se aborda desde el bombardeo del Palacio de La Moneda, sede del Ejecutivo, durante el golpe de Estado del 11 de noviembre de 1973 contra el Gobierno de Unidad Popular del presidente Salvador Allende (1970-1973), hasta las portadas de los diarios de todo el mundo de las elecciones de 1989 que hicieron de Patricio Aylwin el primer presidente de la democracia.
«El patrimonio de sus archivos contempla testimonios orales y escritos, documentos jurídicos, cartas, relatos, producción literaria, material de prensa escrita, audiovisual y radial, largometrajes, material histórico, fotografías documentales», de esos 17 años oscuros en el país. Miles de documentos físicos y audiovisuales son expuestos a los visitantes, entre ellos muchos extranjeros, para recordar los horrores del pasado y no repetirlos en el futuro.
Las cifras oficiales documentan que durante el régimen dictatorial murieron al menos 3.200 personas a manos de agentes del Estado, 1.192 de los cuales figuran aún como detenidos desaparecidos, y otros 40.000 fueron encarcelados y torturados por causas políticas.
La celebración de los 10 años coincide en este caso con las protestas contra la desigualdad social que perduran en Chile desde hace casi tres meses y que han dejado hasta el momento 27 muertos, miles de heridos y numerosas denuncias de violaciones a los derechos humanos.
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El director de la institución, Francisco Estévez, explicó a la Agencia Efe que la misión principal que tiene el museo este año es «establecer vínculos que unan la misión específica del museo, que cubre el período de la dictadura de Pinochet, con la situaciones actuales al haberse vulnerado en democracia los derechos humanos».
Para el homenaje se celebrará con un concierto teatral gratuito que reunirá a 13 artistas chilenos en medio de un momento convulso para el país.
Desde el pasado 18 de octubre, diversos organismos internacionales como el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de las Naciones Unidas, Human Rights Watch o Amnistía Internacional han denunciado violaciones a los derechos humanos que derivaron de las movilizaciones sociales y criticaron la represión y los excesos policiales durante las protestas.
El museo, que hasta ahora trataba de manera acotada el período de la dictadura, se vio, según relató su director, «en la obligación de incorporar la dimensión actual» a través de diferentes manifestaciones artísticas, que incluyen un ciclo dedicado al estallido social que presentará obras nuevas los días 18 de cada mes.
La dirección no descarta dedicar en el futuro un espacio específico y permanente a la crisis social que vive Chile en la actualidad pero reclama la necesidad de «una definición política por parte del Estado del espacio donde se albergarán las obras y registros de lo que ha pasado en este período».
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A diez años de su creación, el museo, una de las 40 instituciones que conforman la Red de Sitios de Memoria Latinoamericanos y Caribeños (Reslac), se ha consolidado ya como un símbolo de recuperación de la memoria histórica y ha servido como ejemplo para la creación de otras instituciones a nivel internacional.
Fuente: EFE
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