«Quedarse en casa» por coronavirus, casi imposible para vendedores ambulantes de Asunción

Si bien Paraguay mantiene una tasa relativamente baja de desempleo, del 6,9 % en el primer trimestre de 2019, se estima que alrededor del 70 % de la fuerza laboral es informal, con alto grado de precariedad, sin seguro social ni derechos expresamente previstos en el código laboral.

Esa situación, añadida a la caída del consumo debido a la cuarentena, marca una encrucijada para mujeres como Simeona Acosta, que a sus 71 años sigue vendiendo hierbas medicinales, los populares «yuyos», y que además ha de recurrir a préstamos para proveerse de ese productos, que ofrece en su puesto callejero del Mercado 4, el principal de Asunción.

«No podemos quedar en casa porque tenemos prestamistas a quienes tenemos que pagar por día y ocurre que no hay venta. Compramos la mercadería pero no vendemos nada», afirmó a Efe Acosta, que lleva 50 años en el negocio herbolario.

A ello se agrega que su producto es la materia prima del tereré, el mate frío que en Paraguay se comparte en rondas colectivas, una práctica desaconsejada por el Ministerio de Salud ante el posible contagio de coronavirus.

Además, y como si todo fuera a peor, Acosta tampoco es optimista en sacar al mercado los productos de la Semana Santa como la palma, ya que esos eventos religiosos corren el peligro de ser suspendidos.

«Y si todo fuera poco ahora ni hojas de palma podremos vender en Semana Santa por el cierre de las iglesias», expresó

Acosta razonó que para cumplir el «Quédate en casa», la consigna del Gobierno, hay que tener ciertos ahorros, con lo que su futuro pasa por seguir al frente de su puesto hasta donde sea posible o hasta que el Gobierno decida un subsidio que les ayude a enfrentar la emergencia.

LA CALLE PALMA COMO TERMÓMETRO

La calle Palma, el corazón del centro histórico de Asunción, es un termómetro del descenso de una actividad comercial consecuencia de la ausencia de compradores, tanto locales como los habituales turistas argentinos y brasileños.

Lo que se traduce en motivo de preocupación para los «mesiteros», que ofrecen desde alfombras a productos electrónicos, pasando por relojes, teléfonos celulares o gafas de sol.

Uno de esos vendedores informales, Evaristo Saldívar, de 50 años, dijo a Efe que el parón económico es el más grave que recuerda en sus 28 años como «mesitero» en esa calle, que toda esta semana ha estado semidesierta.

«Esta semana la venta ha sido nula y la situación tiende a empeorar, ya casi nadie circula, no hay turistas, pero ojalá que esto cambie», señaló.

Saldívar destacó que su caso es una excepción, ya que comparte la economía familiar con los ingresos seguros de su esposa, maestra de escuela, por lo que en un momento podría guardar cuarentena en su casa.

No así la mayoría de los componente de ese gremio, que agrupa a un centenar de trabajadores ambulantes de la icónica calle asuncena, apuntó.

SIN ZAPATOS QUE LUSTRAR

Otra muestra del declive de la actividad en la calle Palma es el testimonio de Martín Sánchez, un lustrabotas que pasó la mayor parte de la mañana cruzado de brazos o releyendo el periódico que acostumbra a ofrecer a sus clientes mientras él trabaja.

Sánchez, de 69 años, explicó a Efe que antes de que escuchara hablar del coronaviris lograba para esas horas «entre cinco y diez lustres», con lo que podía retirarse a su morada en La Chacarita, el barrio más pobre del centro capitalino.

«Ahora ya cerca del almuerzo todavía no alcancé a hacer tres», resaltó.

Diferentes fuerzas políticas han propuesto que se ponga en marcha un subsidio básico de un millón de guaraníes (unos 150 dólares) para las familias más afectadas por la cuarentena en Paraguay, donde hay trece casos confirmados de coronavirus, no mortales.

La cuarentena no solo afecta al sector informal, ya que muchos comercios y la mayoría de los centros comerciales han cerrado sus puertas para frenar la expansión del coronavirus.

En ese sentido, el ministerio de Trabajo insistió que las empresas que opten por respetar cuarentena están obligadas a garantizar los salarios y señaló que el Código Laboral prevé multas para los infractores.

Pero algunos abogados laboralistas recordaron que la misma normativa contempla la suspensión temporal de las actividades si el empresario alega una falta de rentabilidad a la autoridad competente. EFE


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