Una erupción del volcán, situado a 65 km al sur de Manila, podría producirse “en las próximas horas o días”, declaró a la AFP Renato Solidum, jefe del Instituto de vulcanología y sismología de Filipinas.

“Me preocupa que pueda entrar en erupción (…) pero eso se lo dejo al destino. Sólo tengo que rezar”, declaró a la agencia AFP Eduardo Carino, empleado en un hotel situado no muy lejos del volcán.
Los responsables filipinos de la aviación ordenaron la suspensión de los vuelos hacia y desde el aeropuerto internacional de la capital, el Ninoy Aquino, después de que se informara que la nube de cenizas emitida por el volcán llegó hasta una altura de 15.000 metros.
En un primer momento, las autoridades suspendieron los vuelos de ese aeropuerto durante unas horas, pero más tarde anunciaron que los vuelos se cancelaban “hasta próximo aviso”.
El secretario de Transporte, Arthur Tugade, instó a las autoridades de la aviación que “hicieran cuanto fuera necesario en favor de la seguridad pública”, según un comunicado conjunto de las autoridades aéreas y de transporte.

La ceniza expulsada ha llegado a todos los barrios de Manila, que se encuentra a más de 60 kilómetros del volcán.
El Departamento de Salud advirtió de que la exposición a la ceniza puede causar problemas de salud por lo que recomendó que los habitantes de las zonas afectadas eviten estar al aire libre y si lo hacen que usen mascarillas y gafas.
Miles de turistas visitan cada año al Taal y algunos realizan excursiones hasta su cráter, parcialmente inundado y en el que es fácil ver pequeñas fumarolas.
El volcán, que mató a 1.300 personas en 1911 y a 200 en 1965, forma parte de una cadena volcánica que se extiende por la región occidental de la isla de Luzón.
El archipiélago de Filipinas se encuentra en el “Cinturón de fuego” del Pacífico, donde las placas tectónicas entran en colisión, causando sismos y fuerte actividad volcánica.
Fuente: EFE, AP y AFP
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